
El Trabajo Social como profesión, nace en chile formalmente con la primera escuela en el año 1925 (primera en Latinoamérica), fundada por el Doctor Alejandro del Río. Ya transcurridos más de ochenta años de esto, notamos la importancia de los aportes de esta profesión al desarrollo de nuestro país.
En la actualidad el sistema neoliberal que impera en nuestro país y el fenómeno de la globalización, ambos combinados, si bien nos traen desarrollo tecnológico, científico, apertura de nuevos mercados para nuestros productos, comunicaciones de eficiencia impensada décadas atrás, entre muchos otros beneficios, dejan una negra lista de excluidos y marginados víctimas en éstos procesos.
El Rol del Trabajo Social, en este contexto es imprescindible, somos nosotros los “calificados” para fomentar el desarrollo de éstas personas y familias, para que puedan re-insertarse a una sociedad vertiginosa y a claras luces injusta, donde la mayor parte de las veces impera el mercado sobre el Bien Común.
Pero no debemos conformarnos con un rol “pasivo”, cubriendo con parches las heridas de la miseria y la exclusión, debemos ser actores en los procesos de democratización, de igualdad de oportunidades, implacables frente al abuso de poder y críticos frente a una sociedad que muchas veces olvida que desarrollo es más que lindas ciudades, malls y grandes tiendas con ofertas; el desarrollo se logra cuando el TODA la población, logra una vida digna y productiva.
El Andino, viernes 6 de julio de 2007, pág. 8. Los Andes.